Eduardo Jordá/Paco Puentes. El Correo |
Eduardo Jordá, mallorquín afincado en Sevilla desde 1989, es uno de los mejores escritores españoles de la actualidad. Pero la mayoría de la gente no lo sabe. En alguna ocasión, él ha atribuido ese desconocimiento a su dispersión editorial: ha publicado sus libros en muchos sellos distintos. Pero quizá se trate, más bien, de que en este país no es oro todo lo que reluce y, a menudo, las gemas más brillantes permanecen en segundo plano.
Jordá, es un poeta de amplia trayectoria, pero también ha cultivado otros géneros, como el articulismo, el ensayo, la narración de viajes, la novela y el cuento. Y es una obra de este último género la que un lector interesado podrían utilizar para introducirse en el mundo del escritor mallorquín: Playa de los Alemanes. Quien lo haga penetrará en un mundo habitado por mujeres solas, misioneros que han perdido el norte, jóvenes asombrados que apenas descubren qué es vivir, imágenes de la resistencia entre súbitos fogonazos de comprensión y piedad, que transcurren en escenarios de África, Mallorca, Irlanda, Andalucía.
Después puede uno continuar con sus estupendas novelas La fiebre de Siam y Pregúntale a la noche. Y de ahí pasar a sus libros de viajes, entre los que destaca Norte Grande, el relato de su periplo por el desierto chileno de Atacama. Y, en un viaje a la semilla, concluir con su poesía, modelo de serenidad en esta época de estridencias en la que, para ser aplaudido hay que hacer mucho ruido.
Pero me parece que a Jordá no le gusta el ruido ni le interesan los aplausos. Sólo la literatura, el viaje, el ser humano.
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